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Bolivianos Unidos - Tecnología Cuántica

Un Estado que funcione para todos, no para unos pocos

La crisis de confianza en las instituciones públicas bolivianas no es un problema de percepción, sino una realidad cuantificable. Según Transparencia Internacional, el 78% de los ciudadanos considera que la corrupción es endémica en el Estado, mientras que el Banco Mundial señala que la ineficiencia burocrática le cuesta al país el 2.3% de su PIB anual. Frente a este escenario, Bolivianos Unidos propone un modelo radicalmente distinto: un Estado dirigido por competencias, no por lealtades; un sistema donde las decisiones se tomen con evidencia, no con intereses.

1. Reforma Integral del Servicio Público: Profesionalización sin concesiones

La columna vertebral de nuestra propuesta es la meritocracia verificable. El Sistema Nacional de Méritos (SNM) reemplazará el clientelismo con tres filtros técnicos:

  • Trayectoria comprobada: No se podrá postular a un cargo sin al menos cinco años de experiencia en el área. Un economista para Hacienda, un médico para Salud, no un abogado sin especialización.
  • Exámenes prácticos: Evaluaciones diseñadas por universidades y colegios profesionales, como el caso de Costa Rica, donde tribunales independientes redujeron la designación de ineptos en un 40%.
  • Integridad como requisito: Evaluaciones psicológicas y auditorías de antecedentes para descartar vinculaciones con corrupción o nepotismo, siguiendo el modelo chileno de la Alta Dirección Pública.

Además, la Escuela Nacional de Gobierno (ENG) garantizará que los funcionarios no se estanquen en prácticas obsoletas. Sus programas —desde gestión por resultados hasta análisis de big data— serán obligatorios para ascender. Como en Singapur, donde el 90% de los servidores públicos reciben capacitación anual, la ENG será un motor de modernización.

2. Consejos Científico-Técnicos: Decisiones con rigor, no con ocurrencias

Cada ministerio contará con un Consejo de Asesoramiento Estratégico compuesto por:

  • Académicos (50% de universidades públicas, 50% privadas), evitando sesgos ideológicos.
  • Expertos internacionales: Médicos de la OMS, ingenieros de la NASA o agrónomos del CGIAR, como sucede en los comités asesores de Nueva Zelanda.
  • Veedores ciudadanos: Representantes de juntas vecinales, sindicatos y ONGs, asegurando que las políticas no se diseñen en una burbuja.

Estos consejos validarán las políticas mediante métricas de impacto real: ¿Redujo la mortalidad materna una nueva ley de salud? ¿Aumentó la productividad una reforma agraria? Las auditorías aleatorias, realizadas por la Contraloría y la Sociedad Científica de Bolivia, evitarán el «teatro burocrático» de informes inflados.

3. Fin de los Privilegios: Rotación y transparencia contra los feudos

Proponemos dos reglas simples:

  • Nadie es imprescindible: Rotación obligatoria cada cinco años en cargos clave, como en el sistema de la Unión Europea, que evita que un funcionario convierta su área en un coto de poder.
  • Cero designaciones a dedo: Embajadores, gerentes de YPFB o directores de ENDE solo llegarán a sus puestos tras concursos públicos internacionales, como exige el Banco Interamericano de Desarrollo para financiar proyectos.

4. Gobierno Abierto: Tecnología al servicio de la ciudadanía

La plataforma digital «Gobierno Abierto» hará imposible el oscurantismo:

  • Currículos públicos: ¿Tiene el ministro de Energía un posgrado relevante o fue designado por pactos políticos?
  • Evaluaciones en tiempo real: Si un director departamental reprueba tres trimestres seguidos, se activará un proceso de remoción automática.
  • Patrimonios vigilados: Las declaraciones juradas se contrastarán con datos de la UAIF para detectar enriquecimientos sospechosos, como ya hace Uruguay con su sistema electrónico.

¿Por qué esta propuesta es distinta?

El modelo actual se basa en la lógica del poder: ministros sin formación específica, proyectos sin evaluaciones serias, funcionarios perpetuos. Nosotros invertimos la ecuación:

  • Ejemplo 1: En lugar de un ministro de Educación designado por su lealtad partidaria, un pedagogo con décadas en aulas y publicaciones indexadas.
  • Ejemplo 2: En vez de gastar millones en «obras faraónicas» sin estudios de impacto, priorizar proyectos validados por simulaciones de inteligencia artificial, como los que usa Estonia.

Un Estado que funcione para todos, no para unos pocos

Esta no es una utopía tecnocrática. Países como Corea del Sur (que pasó de la pobreza a ser potencia en 30 años) o Portugal (líder en gobierno digital) demuestran que un Estado meritocrático y transparente es posible. La propuesta de Bolivianos Unidos no busca eliminar la política, sino subordinarla al interés general. Porque cuando un hospital se construye donde los epidemiólogos recomiendan, cuando un puente lo diseña el mejor ingeniero y no el sobrino de un dirigente, todos ganamos.

El futuro no es de los que reparten cargos, sino de los que construyen instituciones.

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